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¿Cómo pongo límites y defino que es lo que quiero de una situación sin empezar una pelea?

 Y es que la respuesta está en el problema mismo.

 ¿Cómo empezó todo? ¿Cuándo, por primera vez para evitar la confrontación en el delimitar quién eres y lo que quieres, dictó la manera en que te comunicabas?
Pues en mi caso, muchas veces fue la falta de confianza o el miedo a perder la estima que esa persona se supone «te tiene».
Analicemos estas palabras, entonces, «te tiene», quiere decir que entregaste tu poder, tu integridad y tus valores, por un poco de armonía, por la que vas a seguir trabajando duro.
Hay muchas técnicas que hablan de resolver este tipo de situaciones, sobretodo en entornos laborales, pero la mejor es detectar dentro de uno cuando salta el ‘automático’.
Sin excusas, porque nunca es muy tarde, la bola sigue creciendo y, tarde o temprano te alcanzará.

 Cuando empezó todo…

Si volvemos atrás en el tiempo, nos encontramos como niños o adolescentes que nunca fueron capaces de expresarse totalmente por el miedo a la reprobación que en ese entonces significaba dar nuestra opinión o la tensión que nos causaba el juicio de un padre severo.
Problemas con la autoridad, el afecto, el valor personal. Ese el camino del psicoanalisis y francamente se me hace un poco largo como terapia.

 Y esto es solo un ejemplo tosco (rough) claro que en la formación de esas costras emocionales encontramos muchos mas elementos, olores, sensaciones y la variedad de fantasías que estos nos producen, el entorno,etc.
Pero la sensación de que estabámos en jaque y de que era una cuestión de vida o muerte si no simpatizábamos o no lográbamos expresarnos era muy fuerte y real…  una muerte, estábamos enterrando a la persona que intentaba salir, nosotros.
Esa emoción sigue ahí enterrada y nos ataca en las situaciones menos pensadas, pero ahora en vez de protegernos nos estorba, nos impide crecer.

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Ahora o nunca

Y es más el círculo se retroalimenta porque las transacciones las haz hecho tú sin el consentimiento del otro. Y ahora exiges que el otro pague su parte…Ay!!
Son las famosas deudas silenciosas. Batallas sin fin de dos que ya estan hartos de «entregar».
Lo cierto es que si lo dejaste pasar una vez, va a volver con mas fuerza, como una bola de nieve (pero menos refrescante)
Esas transacciones que hacemos en nombre de la armonía y el afecto nos salen mas caras con el tiempo, porque una vez creado el personaje que alimenta el círculo, abrirte paso a través de éste te costará mucho pero te devolverá con creces todo lo que no resolviste en su momento.
Y en el camino puedes perder, parejas, amigos y uno que otro pariente…

Vale la pena si te das cuenta de que la relación que tenías estaba basada en agujeros negros emocionales.

Pero no queda otra que hacer de tripas corazón y empezar con realidades.
Un trabajo de todos los días, de todo momento, transacciones claras, transparentes, sin tomar el rol dominante ni dejárselo al otro por supuesto, en esto hay que tener cuidado porque hay una manipulación intrínseca en este tipo de relaciones, de años, que salta en automático y ese es tu peor enemigo.

La batalla empieza contigo mismo y es por eso que no se puede resolver en el conflicto con el otro, ( ni hablar de que el otro viene con su propio «bagaje transaccional») Y si te tira encima 20 generaciones de oscurantismo y culpa, no hay quien sobreviva.

Cómo poner límites sin empezar una pelea…
Vamos a poner algunos puntos claves que me ayudan a mi
(cuando logro calmar la bestia)

  • Definir lo que no es negociable, (cuales son las cosas que no estoy dispuesta a hacer, ni aceptar por nada del mundo), simplemente porque no va con mis valores, sin imposición, asertiva, firme sí, no dominante. (El tono de voz es muy importante, muchas veces caigo en la histeria del momento y pierdo la oportunidad de comunicarme. Ah…
    – Quizás si estamos un poco alejadas de nuestros valores, vamos a tener que trabajar mas duro en este punto con nosotras mismas,volver a lo básico (quienes somos y que queremos).
  •  Escuchar y entender a la otra parte.(siempre tenemos la opción de decir que no).
  • Cuando sentimos que la emoción ataca,  entrar en el cono del silencio (el que usaba Maxwell Smart, sí 🙂

Es un trabajo de limpieza y de claridad que tiene sus recompenzas, limpiar la cizaña y abrir el camino para nosotras mismas.
Sin postergaciones ni manipulaciones que nos hacen perder el tiempo y la energía tan preciosa que nos hace falta para vivir.


 

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 «Calmar la Fiera»

 «Y así funcionamos con el otro, como dos instrumentos separados, creando un sonido diferente, una Armonía»